Monday you can fall apart

marzo 31, 2008

El viernes fui con Piscu y con algunos de sus amigos de la facultad a ver la performance del Rocky Horror Picture Show, que era una cosa que nos daba así un poco de pena por dos motivos:

1) Nos faltaba la Patata, sobre todo a Piscu

2) Esta misma performance la representaban, antaño, la Patata, Piscu y algunos de los asistentes en el salón de actos de El Mercado de Fuencarral (cuando tal cosa existía –ahora en ese espacio no hay más que tiendas–) antes de convertirse en un pseudo centro cultural y de compras -tiene bien poco de cultural y mucho de compras– para maricas modernas aburridas y alternativos recargadísimos de complementos.

Allí nos pasamos las dos horas que dura la peli, mientras nos mojaban con pistolas de agua o nos levantábamos para bailar como descosidos. Fue francamente divertido y os lo recomiendo a todos porque os va a encantar. Yo pienso volver a ir en cuanto esté la Patata por aquí.

Luego fuimos hacia Chueca a tomar algo, y un travesti y un rumano, los dos relaciones públicas de sendos garitos en la misma calle, estuvieron a punto de pegarse por nuestro dinero y nuestras copas. Nosotros tratamos de ir al Gris, pero ante la cola, terminamos en El 22 de San Marcos, que al final es un sitio mucho más agradable y te ponen las copas como Dior manda por poco más dinero. Estuvimos hablando de un montón de cosas típicas y yo me quedé sorprendidísimo porque la gente anda súper quemada con sus trabajos y súper temerosa con la crisis y todo. Yo soy el primero que está así, que llevo cuatro días con 26€ en la cuenta… A ver si mañana ya he recibido mi minuta, que la voy necesitando.

El sábado no hicimos nada especial. Fuimos todos a comer a casa de Angèle, y después Ruti y yo nos vestimos de heterosexuales (bueno, a él no le hizo falta) para montar una Expedit gigantesca de 1.85 x 1.85. Fue agotador, así que al final Piscu y yo terminamos pasándonos por el Ficciones para terminar haciendo una noche de porno indie: fajitas para cenar, Shortbus y 9 Songs para cerrar la noche. Bueno, miento, después de ver todas las pollas y todos los coños habidos y por haber en sendas películas de John Cameron Mitchell y Michael Winterbottom, estuvimos viendo los infomerciales de Sauna Total, que son priceless. Aunque no tanto como ver a Piscu aseverando que si había corrida en los largometrajes eran porno y si no, no. Pues había corrida. En los dos.

El domingo se convirtió otra vez en el día más anodino de la historia. Prometo que, si alguna vez dirijo este país (a ver si alguien se da cuenta ya de mi valía para manejar países enteros, coñe) propondré que el lunes sea un día de reincorporación paulatina al trabajo. Que estoy harto de tumbarme en el sofá sin parar de decir “no quiero iiiiiiiiiiiiiir”.

[Mood: gloomy.gif I don’t care if Monday’s blue]
[My iPod says: Hidrogenesse – Schloss]