Chycha en mi salón

Jo, vaya mierda volver de vacaciones, vaya depresión postvacacional y vaya todo. Yo estoy por abrirme las venas en directo, en plan con una webcam y eso. El primer suicidio del ciberespacio, en vivo y en directo. ¿Cuánta gente pagaría por ver algo semejante? Seguro que muchos.

Menos mal que, vacaciones mediante, he tenido tiempo de olvidarme del blog y del trabajo un poco, aunque esta mañana he estado remoloneando en la cama en silencio y pensando «no quiero iiiiiiiiiiiiir» como Supervago aquella vez que pinchó en el Pop Bar, que no paraba de decir que no quería ir a ningún sitio. Ahora estoy aquí sentado, en la glacialodoroffice y creo que me voy a mochar, señores.

Empezaré por mis primeras vacaciones: la ruralada en Cuenca. Esta semana pienso vivir fundamentalmente de las rentas. Hoy Cuenca, mañana dos días que me pasé en Madrid vegetando y después Donosti-Donosti. Vengo encantado del País Vasco, la verdad. Cómo molan los vascos… y las vascas.

La ruralada en Cuenca fue hace dos fines de semana, y como excusa teníamos la actuación de Chycha en un festival manchego llamado Zumo, en un pueblo perdido de la mano de Dios, en el medio de la nada, donde no había absolutamente ninguna ley que nos amparase, amparara o ampariere. Estuvimos en una casa muy maja Patata, Piscu, Ann y yo, a la que después se unieron Lesbos -que cada día está más guapa y todo el mundo coincide en resaltarlo, yo sólo aviso a las posibles interesadas- y Juan Flahn, el director de cine y amigo personal de Chycha, hasta el punto que hace algunas voces en Cuatro en Alicante.

Al final, resultó que esta casa rural en la que Piscu hacía barbacoas semidesnudo y Patata no paraba de hablar de enfermedades del aparato reproductor femenino, también se alojaban los Chycha, en la parte de arriba. Cuando nos enteramos, quedamos completamente extasiados, y dejamos de hablar inmediatamente porque claro, nuestro lenguaje se nutre fundamentalmente de frases de este grupo bilbaíno.

Y fue entonces cuando Juan Flahn llamó a Chen y a Alicia y allí se presentaron los dos en nuestro salón, así que nosotros les agasajamos con todo tipo de tabacos y bebidas alcohólicas. Bueno, todos menos yo, que salí de la ducha y me encontré a mis ídolos ahí, delante mía, así que me quedé extasiado y no pude hablar en demasía. Sin embargo, por dentro, me estaba haciendo pipí del gusto. Terminamos hablando de tónicos y cremas y la verdad es que fenomenal, lo pasamos muy bien. El concierto fue magnífico, Bomba Latina en directo gana muchísimos enteros y, como éramos pocos, al final hicieron varios bises y nos divirtieron muchísimo.

Cuando acabó el concierto, nos juntamos con unos aborígenes del pueblo este que habían ido al concierto, y que eran todos gays y hermanos o primos. Cómo son los dados de la probabilidad, para que luego digan que esto no es genético o no va en familias o algo. La cosa es que resultó que les preguntamos por dónde salir y terminaron haciéndonos todo el lío y nos impidieron ir a bailar y a tomar copas. Como muchos estábamos un poco cachondones, les invitamos a casa, pero resulta que en ese pueblo se lleva la castidad, y nos quedamos todos con un palmo de narices. Vaya tela. Al final, sólo se quedó uno que no se iba ni con agua caliente y nada, yo ya iba bastante borracho.

Los momentos más trágicos se vivieron después, cuando unos quince perroflautas invadieron nuestra casa sin que nosotros supiéramos muy bien cómo. Yo, que iba medio borracho, me senté en el sillón y me atraqué de Lacasitos que había por ahí, para acallar mi ansiedad, que me estaba dejando un tono de piel entre gris y amarillento. Como no había forma, terminó dándome un ataque y me tuve que ir a la terraza a dar vueltas descalzo por ahí porque creía que me iba a poner a gritar en unos instantes. Gracias a mis amigos, no pasó nada, porque fueron capaces de desalojar a esa jauría en menos de lo que canta un gallo, y a mí se me pasó el ataque de ansiedad. Momentos después, dormía como un bendito. Al día siguiente, maleta y vuelta para Madrid, disfrutando suntuosamente de Emoción, ese juego con el que Piscu bendijo un buen día todos nuestros viajes en coche.

[Mood: drunk1.gif Me quiero morir. Yo no estoy hecho para volver de vacaciones…]
[My iPod says: ABBA – Gimme, gimme, gimme]

6 Responses to Chycha en mi salón

  1. paul & cia dice:

    Mucha chapa, lata. rollo y tambor; pero ¿tú follaste en el pueblico conquense o en sanse?

  2. Raquel Ritz dice:

    ¡Pero qué pronto has vuelto! ¿No haces vacaciones como el resto de españolitos de tres semanas?
    Odio a los perroflautas, pero mucho-mucho. Siempre acabo discutiendo con ellos. Y es cierto, ¡qué manera de acoplarse que tienen! O eso de «dame de esto, dame de aquello y si tengo, no comparto» o «qué poco te estiras (cuando no quieres agasajarlos con alcohol, dinero, tabaco, un riñón…)»
    p.d: ¡tu blog es el único que no está capado en mi trabajo! (a ver cuánto me dura)

  3. Pedri dice:

    Yo me hago la misma pregunta que paul, y además, he de decir que yo hace poco tuve una experiencia parecida a lo tuyo con Chycha. El arrebato fue la gran estrella de las fiestas de mi pueblo, y después del concierto -al que por supuesto, no fui, y eso que me regalaban entradas- estaba en la discoteca mezclándose con el vulgo.

    Yo me he comprado unos pantalones perroflautas, pero prometo no llevar nunca un perro greñudo, ni un mini de cerveza caliente en la mano, ni olor a cuadra, ni unas cariocas de fuego… ¿me das permiso?

  4. sofia dice:

    Lesbos dices? pues no me suena el nombre, no ^^
    Por cierto, entre éste y el de ann, me estoy haciendo muy fan de los posts Chycha. Más! 😀

  5. Absenta dice:

    Ei em mola mucho tu blog!! no me puedo creer qconozcas a Chycha!!!!no me imagino hablando con ellos en un salón ni de coña!

  6. Flipando estoy. Tu meandote delante de Chycha y mezclandote con los aborigenes. A mi su frase preferida es «Me dicen mal , me llaman mal»

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